lunes, 4 de mayo de 2009

El Tapabocas

De nuestra corresponsal en Toronto nos llega esta colaboración; una brillante opinion en tiempos de confusión, incertidumbre... la desinformación en los tiempos de la influenza.


El Tapabocas

Por Tania Hernández Cervantes

Las imágenes contienen poderosos simbolismos y significados. Imaginemos un tapabocas. En mi mente se vuelcan imágenes de hospitales, peligro, protección que normalmente usan los doctores al atender enfermos, salas de emergencia, el hombre (medico) que traerá las malas noticias. En estos días, el tapabocas salió del territorio de los hospitales. Esta en las calles, lo portan niños, mujeres, ancianos, jóvenes, hombres de todas las edades. La imagen de un país casi entero vistiendo tapabocas potencia la angustia del hospital. Estamos enfermos.

Se nos dijo, hay peligro, ponte el tapabocas. Los encargados de solucionar el peligro, ignoraron la primera indicación que se recomienda en situaciones de peligro colectivo: guardar la calma. Por supuesto, se debe persuadir de guardar la calma a la gente involucrada en la situación de peligro. No fue así. La estrategia de “salvación” tomo la vía del pánico y psicosis colectiva. Todos, sin preguntar, nos pusimos el tapabocas. En condiciones de pánico el ser humano reacciona dócilmente, obedece ciegamente las indicaciones venidas de cualquier persona que se auto nombre su protector.

En estos días, el simbolismo del tapabocas transgredió significados. El tapabocas arroja la imagen de un país enfermo, un peligro inminente y un bloqueo del pensamiento y la razón debido al pánico. La realidad esta alterada. Tapada. La vida normal, encerrada en las casas. Los cordones del cubre-bocas aprietan. La tela cubre la nariz y boca, mas de uno de los sentidos básicos del cuerpo humano. El sentido común, también cubierto.

La historia parece película de ciencia ficción. Entonces, como en el cine, aplicare la técnica del flash- back (regresión en el tiempo), y recordaré los hechos que nos trajeron a este punto de la historia. Este es el momento en que el espectador de la película ata los hilos sueltos.

El diagnostico.

El discurso oficial. Un nuevo virus, de alcances desconocidos. Los muertos también son desconocidos. No se sabe nada de ellos, ¿quiénes son?, ¿cuál es su patrón inmunológico?, ¿su patrón social? No se sabe. Hay muchas “sospechas” de infectados. El virus se está esparciendo por todo el mundo a través de gente que viaja de México a otros puntos del planeta. Las medidas tomadas en México, las más extremas: paralizar al país. La medida, como una pastilla de Alca-Seltzer cae en el temor de la población, sin atacar el origen del problema. Medidas radicales sin siquiera tener el diagnostico. Sin saber nada. Estamos previniendo…

La prevención

¿De qué se nos previene? De la posibilidad de una pandemia, que es igual a un contagio fuera de control. Nos previenen de la muerte. Entonces este virus es mortal, supone nuestro razonamiento básico. No, no es mortal, es peligroso. Peligroso ¿para quién? ¿Por qué en otros países la gente no se muere y la situación esta controlada? En Canadá las pruebas para saber si una persona estaba contagiada o no, fueron inmediatas. En Estados Unidos igual. Al cuarto día que México estaba en cuarentena, el número de gente contagiada en Estados Unidos era mayor que en nuestro país. Lo mismo en Canadá. Ellos supieron con certeza el número, los nombres, los patrones, el canal de contagio. Ellos no sospechan. Los ciudadanos no traen un tapabocas.

El gobierno de México, estaba previniendo que un contagio masivo dejara al descubierto la insuficiencia del sistema de salud para atender un número elevado de pacientes. Mientras, en Canadá, los primeros 20 casos de influenza AH1N1, están curados, y siguen su vida normal. Quedan otros que sin lugar a dudas se curarán. El virus no es mortal. Las carencias de nuestro sistema de sanidad, el insuficiente acceso a sistemas públicos de salud son las mortales. ¿Quién moriría de influenza en México? ¿Moriría de influenza humana la secretaria de relaciones públicas? ¿Moriría Fernández de Cevallos si se contagiara? ¿Morirían los altos funcionarios públicos si se contagiaran? ¿Moriría Carlos Salinas si no vistiera el tapabocas? No. Moriría el ciudadano común, que no tiene acceso al hospital ingles, ni al Angeles, ni al español. Morirían las personas cuya única opción es el insuficiente sector pùlbico de salud que desde años carece de presupuesto para atender la demanda de la población. Morirían los 40 millones de mexicanos viviendo en condiciones de pobreza. El paciente aquí es el sector salud, y el virus, las políticas económicas que, desde el gobierno de Salinas, recortan el presupuesto público al sector social, el cual incluye además del sector salud salud, el de educación, vivienda, ahorros para el retiro, presupuesto para el desarrollo agrícola, entre otros. Un sistema de seguridad social es fundamental precisamente para contener los efectos de contingencias. En suma, nuestros gobiernos deliberadamente desatendieron el sistema de seguridad social, dejando al pueblo de México en riesgo absoluto frente a cualquier contingencia.


Detrás del tapabocas


En términos de salud, México trazó un camino a la dependencia sanitaria y de salud a partir de las políticas económicas neoliberales. Ni PRI, ni PAN han osado revertir estas tendencias. Según un reportaje de El Universal, 30/04/09 “durante décadas el país tuvo un liderazgo en vacunas, mismas que se producían en los institutos nacionales de Higiene y de Virología, creados en 1956 y 1960, respectivamente” Dichos institutos quedaron reducidos a dos áreas de una paraestatal creada por el gobierno de Ernesto Zedillo, en 1999, llamada Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México, SA de CV (Birmex)”. En realidad perdimos capacidades técnicas como país para hacer frente a epidemias. El dinero público se destinó a pagos de deuda externa, a rescatar FOBAPROAS, caminos y puentes privatizados y a distribuirlo como botín, entre los políticos. ¿Alcanza un cubre bocas para ocultar esta realidad?

Ahora es una “contingencia” sanitaria, mañana podría ser una “contigencia” por desabasto de alimentos, pues de la misma manera, el campo mexicano fue tremendamente debilitado con las políticas económicas mencionadas. Ya no tenemos autosuficiencia alimentaria como país. Tampoco hay infraestructura social para hacer frente a los efectos del cambio climático, tales como sequias y desabasto de agua. El procedimiento de rescate será como en el hundimiento del Titanic: Los privilegiados primero.


Retorno al punto actual de la historia

El virus A1HN1 no mata. Mata el virus de las políticas neoliberales aplicadas en cargadas dosis por los gobiernos de México desde Salinas hasta Calderón. La pobreza es fulminante. Matan más los narcos en una semanas que lo que ha matado la influenza porcina en todo el mundo.

El cubre-bocas, fue una medida extrema ante una incapacidad extrema: la incapacidad del sistema de salud pública de México. El cubre bocas, como instrumento de pánico, tapa conciencias. Con un trozo de tela, nuestros gobiernos encubren la extrema vulnerabilidad y riesgo que vive la ciudadanía. El tapabocas es tan solo una débil protección ante el virus de la influenza humana. Lo portamos como protección mínima. Y así, en mínimos ha quedado la protección que el gobierno provee a la población. El tapabocas, ha funcionado más para cubrir conciencias y una realidad hostil que para cubrirnos de una enfermedad.

La cura, está en la conciencia colectiva, reflexionemos sobre las causas que originaron toda esta historia. Rehagamos la historia: primer paso, guardar la calma. Cubrámonos del virus, pero sin cubrirnos la mente. Entonces, nos habremos curado.

6 comentarios:

  1. Wow, yo quiero conocer a su colaboradora, es la de la foto con el cerdo y el lodo???

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  2. Primero que aprenda a escribir.

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  3. Me encantó el artículo, Aunque lo leí tarde. Muy bien escrito.

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  4. qué aprenda a escribir? señalame algun error ortográfico o de estilo!!!!! o te da miedo equivocarte si escribes más de 5 palabras?

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  5. "La estrategia de “salvación” tomo la vía del pánico..." No tiene tilde y gramaticalmente debió tenerlo

    Gracias

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  6. A lo mejor es el cerdo.

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